Asunto: Re: Saturno
Hola a tod@s. En primer lugar, es un placer contar con un foro de astrología en el que poder debatir sobre el tema. Me van resultando muy interesantes todas las aportaciones que aporta la web, enhorabuena.
Me apetece complementar la explicación de Mika sobre el Saturno en XII, aprovechando para contrastarlo con Saturno en IV, de manera que contribuya a aclarar sus diferentes significados.
Entiendo la confusión que ofrecen un Saturno en IV y otro en XII al compartir similitudes por su presencia en casas de agua. Esto implicará la existencia de miedos o bloqueos en materia de sentimientos o emociones, sobre todo en el ámbito del inconsciente (personal y colectivo respectivamente). Sin embargo, si afinamos en su interpretación comprobamos que los miedos proceden de lugares diferentes. Un Saturno en IV tiene mucho que ver con el miedo a ser, a existir; el proceso de ser “yo aquí dentro” acarrea carencias y bloqueos desde la infancia, por obra y efecto del entorno familiar. La falta de apoyo y afecto en la esfera del hogar produce la sensación de no ser lo suficientemente buenos para ser queridos, valorados, etc., un sentimiento de inadecuación que Saturno en IV tendrá que ir venciendo a lo largo de su vida, hasta obtener un auténtico sentimiento del propio valor, ajeno por completo al juicio ajeno (hasta echar raíces profundas y sólidas en su Ser). Saturno en XII acumula temores inconscientes también, pero de entrada proceden más del “nosotros aquí dentro” (de la sociedad), y dificultarán la integración consciente en un entorno global, entorpeciendo su sentimiento de unidad con el resto de la vida. El temor a ser devorados por la infinitud de la casa XII, que implica la locura, el caos, la pérdida del yo, la irrupción de la irracionalidad, conduce frecuentemente a un sentimiento de soledad, genera inseguridad, y asedia con una vaga sensación permanente de culpabilidad por estar vivo. No es de extrañar que en este caso el temor en materia emocional se traduzca en un vivir apartado de los demás, evitando la intimidad (en esto coinciden con el Saturno en IV, pero el Saturno en IV la evita porque siente que no es lo bastante valioso para ser querido, y teme enfrentarse a un nuevo rechazo o represión, mientras que Saturno en XII lo que teme es perder su identidad, su autonomía).
El escenario de las frustraciones de un Saturno en IV suele ser habitualmente la familia o el hogar, mientras que el de Saturno en XII es el destino en general, los avatares de la vida, o bien otros lugares propios de la casa, como los hospitales o las prisiones, lugares donde se pierde la libertad. En ambos Saturnos se puede producir un mismo fenómeno, que es la insistencia en la materialidad, como reacción frente al miedo; en la casa IV por ejemplo con la acumulación obsesiva de bienes inmobiliarios, y en la XII con una falta de comunión con el resto de la vida y un empeñarse en afrontar todo lo que sucede desde la perspectiva de un amargo materialismo, trabajando con dureza para demostrar que se puede controlar la vida; en ambos casos negándose a entrar en los aspectos psicológicos que subyacen en esta compulsión –de falta de seguridad en sí mismo (IV) y de falta de confianza en el universo (XII)- respectivamente.
Para concluir esta breve revisión con una nota positiva, falta mencionar que la recompensa que a ambos los espera después del trabajo con el Maestro es similar: la superación del miedo se transforma en fuerza interior y en confianza: en uno mismo, en el caso de Saturno en la IV, y en las fuerzas intangibles que nos sostienen, en la XII.
Y por aportar una nota personal, que la experiencia a todos nos beneficia, yo he heredado mi Saturno en IV de mis padres: ambos lo tienen en esta casa, y mi madre concretamente en los mismos grados y minutos que el mío (nací con su retorno de Saturno). De ambos he heredado la tendencia a buscar la seguridad en bienes inmuebles. Y en efecto, las heridas causadas en mi infancia por su infravaloración, que ha continuado a lo largo de la vida, están siendo el trabajo más arduo de mi vida, ya que en mi caso Saturno es además angular, conjunto exactamente a la cúspide de mi casa IV. Mis padres han realizado permanentemente un doble juego: infravalorarme y superprotegerme (dos efectos saturninos, por defecto y por exceso -de sostén o apoyo-); en ambos casos, generando el escenario necesario para que yo me haga cargo de mi vida y genere una confianza en mi propia valía al margen de su criterio. Una de las mayores virtudes de la astrología es que nos aporta pautas inestimables para crecer y evolucionar a lo largo de nuestra vida.
Un cordial saludo.